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Albertoyos en Wikipedia: Biografía / About me

# cuando ilustrar es un placer: Abrazo de oso #

#te proponen colaborar on una ilustración para una iniciativa cualquiera, te pones a garabatear en un lienzo en blanco, divagano, sin mucho convencimiento y, cuando te quieres dar uenta, han volado varias horas, te encuentras con una ilustración que no esperabas, y has disfrutado, como el primer día, de tu profesión. Mi colaboración para «Abrazo de oso»  https://www.facebook.com/Abrazo-de-Oso-110474913955267/ #
© Albertoyos 2020,
para Abrazo de Oso

# entrevista a Albertoyos, y van tres #


Entrevista a Albertoyos Ilustrador.

(Realizada en febrero de 2020 por Valentina Ramos Mosquera y dirigida a alumnos de segundo de Bachillerato artístico. Véase el tono ;-)







Grabado calcográfico de los días que
fui a Bellas Artes. ©Albertoyos 1991
¿Qué estudios tuviste que tomar para ser ilustrador? ¿Fue difícil?

Como suelo decir, hice Bellas Artes, o sea, soy autodidacta.

Realmente me sirvió de poco para ser ilustrador, porque, salvo que seas un superdotado, para aprender a dibujar la única fórmula que funciona es dibujar, dibujar, dibujar y volver a dibujar.


Ilustración de gusto grueso
y dudoso, cursando bachillerato.
©Albertoyos 1986
Pero me sirvió mucho, mucho, para abrir la mente y tener criterio; el criterio, lo que se conoce como tener gusto, es imprescindible. Fue costoso, pues mi cabeza, como la de todo joven ignorante y arrogante, era un adoquín monolítico de inexpugnable granito; un tarugo sin labrar de gusto grueso que se cree que lo sabe todo, a pesar de que no sabe nada. 


Ilustración muy gruesa a acuarela
en tiempos de Bellas Artes
©Albertoyos 1991


Gracias a los cinco años de cafetería de Bellas Artes, he llegado a mi avanzada edad orgulloso de saber que solo sé que no sé nada. Y eso es mucho.

En cualquier caso, hay muchos ilustradores que no han hecho Bellas Artes. Conozco 
algunos que hicieron arquitectura, cursos de ilustración en escuelas especializadas o son autodidactas.


Tira para la revista Vecinos de
«La familia Lavaplatos, inmigrantes ingratos»
serie costumbrista con trasfondo social.
©Albertoyos 1995

Página de una historieta premiada
en uno de los muchos concursos a
los que me presenté.
©Albertoyos 1991
¿Qué hizo que te interesase  la ilustración?

Me apasionaba dibujar desde niño. Quería hacer cómics, pero el trabajo remunerado me llevó a la ilustración.




¿Ser ilustrador es algo que necesite complementarse de otro trabajo? ¿O puedes ir tirando?

Mi experiencia es una, pero no necesariamente  extrapolable al resto de la humanidad.
Todo el dinero que he ganado en mi vida (salvo los dos últimos años en los que imparto clases de cómic, Photoshop e ilustración digital), ha sido ilustrando todo lo ilustrable que se ha cruzado en mi camino.
Mi Fiat 500, bonito y amarillo.
© Albertoyos 2020
Así que puedo decir que sí, voy tirando.

Tengo casa, hija, bici, un Fiat 500 amarillo, que apenas uso porque voy a todas partes andando o en bici, pero en el que quiero que me  entierren, sentado al volante, de lo bonito y lo amarillo que es. La bici también es muy bonita y amarilla. Y la hija muy bonita también, aunque ella es más Plastidecor color carne.
Todo es muy bonito y todo lo he conseguido ilustrando. 

La vida nunca será fea si la ilustramos bien de arriba abajo.

Hay que perseguir la belleza, es tan necesaria como la utilidad y, además, siempre suele perder esa batalla. Y es un error, porque belleza y utilidad han de estar siempre en equilibrio:
Lo bonito deja de ser bonito en el momento que deja de ser práctico y lo práctico deja de ser práctico en el momento que deja de ser bonito.

Y eso incluye las lámparas. Especialmente las lámparas.
Como entre en una casa y vea una bombilla colgando del cable del techo, sin su correspondiente lámpara, en esa casa no me vuelven a ver.
La lámpara es el epicentro de la decoración de cualquier habitación y el punto culminante de la evolución humana.
Y los pijamas.

Prueba rechazada por el cliente para una tarjeta
©Albertoyos 2017
Prueba aceptada y terminada.
©Albertoyos 2017

Página con mis amigos de protagonistas,
teníamos 16 años. ©Albertoyos 1985
¿Cómo se tomó la gente de tu alrededor que te interesase la ilustración? ¿Se lo tomaron bien o mal?

En lo que concierne a la ilustración y al arte en general, la gente de alrededor está recubierta de teflón y la ilustración les resbala como a una sartén recién comprada.
Por eso es muy importante estar seguros de lo que queremos y no dejarlo nunca, a pesar de lo que puedan opinar los demás.

Yo tuve bastante suerte, pues mis padres, a diferencia de otros compañeros o compañeras, no se opusieron; es más mi madre quería que algún hijo se dedicara al arte y a mi padre, en el fondo, también le molaba. 
Pero la oposición de los padres o de la gente de alrededor no es necesariamente un impedimento; más bien al contrario, sirve de detonante para rebelarnos y de combustible para reafirmarnos y llegar a conseguir nuestros ideales.

Pero el esfuerzo siempre compensa; a los dieciséis años fotocopiaba mis historietas y las repartía en clase. Hice una historieta protagonizada por mis amigos del barrio y, tuvo tanto éxito, que percibí el placer de la fama. Y me percaté de que, para ser popular y, por tanto, para conseguir trabajo, tenía que ser comercial.








Ilustración para los Pasatiempos de ABC.
©Albertoyos 1997
¿Cómo te sientes al dibujar?

Depende, porque para ganarme la vida, tengo que hacer de todo y hacerlo todo.
Si el encargo es un rollo y lo hago por obligación, lo odio a muerte, como cualquier trabajo. 
Si me gusta el encargo, o es una ilustración por mi cuenta, sufro y disfruto a la vez intentando hacerlo lo mejor posible. En cualquier caso, si me gusta el resultado, soy feliz.



Ilustración comercial para el libro
Los chistes de Jaimito y Jaimita.
© Bruño/Albertoyos 2019
¿Cómo te sientes cuando la gente mira tus dibujos y les gustan? ¿Y cuando no les gustan?

Siempre es un placer para mi ego de ilustrador, el ego es imprescindible para dedicarse a esto, que mis dibujos gusten a la gente. Si le gustan a mis colegas ilustradores, entonces me alegro bastante más. 
Si no les gustan, primero me enfado mucho, pues no he logrado el objetivo, pero, una vez que amaina la ira, lo aprovecho para entender qué es lo que falla e intentar mejorarlo. 
Los autores nos debemos al público, para ellos trabajamos. Si realmente queremos comunicar algo, sea lo que sea, ha de llegar correctamente a los receptores. Es primordial.
Y para conseguir trabajo, hay que adaptarse a todo, hay que ser un todoterreno.

 
Ilustración rápida y sencilla
para libro de texto, boceto.
©Edelvives/Albertoyos 2019

Ilustración rápida y sencilla,
arte final.
©Edelvives/Albertoyos 2019

Creación de personajes para animación 2D.
©Edelvives/Albertoyos 2020

Ilustración de
Antón Gris y la novela gráfica
©Albertoyos 2019
¿Alguna recomendación para una noob?

Poco me gusta dar y recibir consejos, pero tú me has obligado:

Si realmente estás convencido/da, no pares nunca, nunca, nunca. 
No hagas caso a quienes se opongan, se burlen o te menosprecien, que siempre los hay. Ilustrar es lo que nos gusta y lo que nos hace felices. Así que ¡encabezónate! Ser bueno en algo se consigue siempre, siempre, siempre, siendo muy, muy, muy cabezota.

Fragmento de ilustración inédita
en Zarrapastrian Style®
para La Residencia de Historietistas
©Albertoyos 2020
Abre bien los ojos y la mente. Mira las ilustraciones de otras ilustradores/doras, especialmente las de los buenos, y envidia sus trabajos. Envidiar las ilustraciones buenas, y querer igualarlas y superarlas, nos sirve para aprender. 
Eso sí, envidiamos con saña las ilustraciones buenas, pero admiramos y respetamos infinito a sus autores o autoras.

Documéntate siempre y para todo. De fotos, en Google encontramos todo, pero, sobre todo, del natural.
Y si no puedes, hazte fotos, a ti o a quien pilles cerca, de los gestos o de las poses que vayas a dibujar. 

Viñeta en Zarrapastrian Style® extraída de
Antón Gris y la novela gráfica

©Albertoyos 2019

Solo se aprende viendo la realidad y comprendiéndola. Luego tu cerebro acabará dibujando solo. Pero, aún así, documentándote conseguirás esos matices que tu cerebro no es capaz de aportar y que solo lograrás viéndolos del natural. Esos matices enriquecerán las ilustraciones. 

Y a base de dibujar, dibujar, dibujar, y volver a dibujar, huyendo del estilo de otros, acabará saliendo tu propio estilo.

A mí me costó muchos años llegar al mío, el Zarrapastrian Style®.



Otro Fiat 500, rosa, apunte para pintura digital
en Zarrapastrian Style®
©Albertoyos 2016




Pintura digital en Zarrapastrian Style® primigenio
©Albertoyos 2013 

# portada para Cretino, cómic digital, especial aries #


©Albertoyos 2020
# portada para la Cretino cómic digital, mes de marzo de 2020, en Zarrapastrian Style®, mi estilo personal #

Ilustración completa sin los textos y bocadillos. ©Albertoyos 2020

# y el «cómo se hizo…»: con el boceto bien definido, el día anterior me dio pereza y, como la modelo se iba de mi casa temprano, tuve que madrugar para tomar unas fotos; mi propia hija haciendo de mesa. Todo vale, documentarse justifica los medios #
Una de las fotos de documentación. 
©Albertoyos 2020
# y aquí el primer boceto#
©Albertoyos 2020

# entrevista a Albertoyos en Cretino, cómic digital #

Entrevista a Albertoyos Ilustrador. 
(Realizada para Crétino cómic digital, marzo de 2020)

Albertoyos visto por Gil&Pollos
©Albertoyos7GilyPollos 2019
Nombre o seudónimo:

¡Hola! Me llamo Don Alberto DE Hoyos pero, desde que empecé a ir al cole, la turba perturbada se obstinó en arrebatarme mi alcurniada preposición DE.

Yo les corregía, «DE Hoyos, Alberto DE Hoyos», pero me daba lo mismo, seguían erre que erre, «Alberto Hoyos» por aquí, «Alberto Hoyos» por allá.

Harto de tal despropósito, una mañana de jueves, estando en clase de matemáticas en COU, junto a mi compañero de mesa a mi derecha junto a la ventana, Don Javier DE Herraiz Y López, tiré la toalla y vi la luz.
En vez de luchar contra la turba perturbada e impenitente, decidí unirme a ella:
Presionando fuerte mi nombre, preposición y apellido por sus dos extremos, los comprimí con mi superfuerza intelectual hasta transformarlos en una sola pieza, el diamante en bruto con el que se me conoce hoy en el todo el orbe y toda la urbe: Albertoyos.

El pato Donald en la vida real.
© Albertoyos 2016
¿Por qué dibujas? 

Cuando era un mofletudo bebote, mi mamá me daba besitos a cada puchero y a cada pedorreta. 
Con los mesecitos, los mofletes perdieron su pomposidad y turgencia, y los pucheros y pedorretas su eficacia.
Cada vez recibía menos besitos de mi mamá, y eso impedía mi desarrollo físico, emocional y psicomotriz adecuado a mi percentil.

No tenía ni un año cuando comprendí que la vida es la selva y que ya me tocaba despabilar. 
Conocedor del secreto de Mamuchi, su deseo, truncado en su primer intento con el primogénito de la familia, de tener un hijo tributante del epígrafe 861, pintor, escultor, ceramista, artesano, grabador o artista similar, concebí mi satánico plan, de usar mis lapiceros con linda monería y cuquez brutal. 
Y así, dibujito, besito, dibujito, besito, dibujito, besito, feliz y finalmente, los huevos ennegrecieron.
Y a los mofletes que les den.

Fragmento de cómic infantil ©Albertoyos 2011.

¿Has dibujado cómics?

El primero con unos cinco años. 
Al no tener pantallas portátiles ni programación infantil ininterrumpida, lo más molón para pasar los ratos muertos eran los cómics. 
Desde las primeras historietas del pato Donald, que calcaban del genial Carl Barks en Ediciones Recreativas, hasta Gaston, pasando por Mortadelo, Asterix y Lucky Luke, siempre quise dibujar cómics. 

Una historieta de las que fotocopiaba
y repartía en clase de 2º de BUP,
con 16 años en 1985
Los humanos—manas, así, a lo gordo, nos dividimos en emisores o receptores, autores o espectadores, influencers influenciablers, en suma, activos y pasivos.
Los niños activos, cuando yo era pequeño, hacíamos historietas.
Ahora hay otros medios de expresión artística, y, por eso, los jóvenes no necesitan los cómics para que les cuenten historias. Además, hoy día todo el mundo quiere ser la parte activa, y, al paso que vamos, acabará habiendo más influencers que influenciablers, aunque, quien aporta contenido interesante, termina destacando sobre la turba del ombliguismo.
Sin duda, hoy día yo sería YouTuber o Instagramer o TikToker.

Pero cada época tiene sus medios de expresión. 



Cubierta ©Albertoyos 2015
¿Cómo y dónde comenzaste a dibujar?

Como digo, desde mofletudo bebote.

Pero en mi largo y tortuoso camino hacia mi Solución Final, la gloria infinita de ocupar mi plaza de Ilustrador Oficial del Planeta Todo y recibir besitos de la mismísima Pachamama, me topé con un obstáculo: Padre. 

Cuando mi padre supo de mi afición por el cómic y mis deseos de dedicarme en cuerpo y alma a la ilustración, no se opuso lo suficiente. Puso mala cara, eso sí; o me lo pareció a mí y, realmente, puso mala cara porque le ardía el estómago, que padecía el hombre, y eso yo lo tomé como una señal, como una tenue invitación a dibujar.
Pero solo puso mala cara y no se opuso lo suficiente.

Como todo el mundo sabe, ser dibujante o ilustrador, no digo ya ser historietista, es una profesión de mierda; lo sensato y lo normal, si me quería, es que se hubiera opuesto. 

Ilustración de 1986, que fotocopiaba
y colgaba en las paredes
de mi aula de 3ºde BUP 
Sin embargo, a diferencia de otros compañeros o compañeras más afortunados, cuyos 
padres se oponían fieramente, pudiendo llegar, en el mejor de los casos, a propinarles palizas que despertasen su creatividad y consolidasen su empeño, mi padre ni me pegó ni me obligó a dibujar a escondidas ni me dio palizas por el más mínimo Mortadelo garabateado en un cuaderno o el Filemoncito pintarrajeado en la pared, detrás del televisor.
Así pues, me faltó el acicate, el trampolín que me proyectara a lo más alto.

Y este es el resumen de mi existir (suspiro): Fracasado, con un padre que no me quería (quejido); que no me pegaba, porque no me quería (sollozo), y que si me hubiera querido (llantina), se habría puesto hecho una fiera (gemido)… y ahora yo no estaría hablando aquí, en el underground (llorera), sino en el mainstream (hipidos).



Maltratadores y maltratados, resumen de la sociedad.
©Albertoyos/GilyPollos 2018
¿Cómo son tus personajes y tus historias?

Mis personajes hablan por sí mismos, ellos se definen.
Según mi hija, son maltratadores o maltratados. Para mí, son reflejo de la realidad, satíricos.

Creo que la sátira es inteligencia pura. Devolverle a la realidad su reflejo, es un choque que agita los axones como cascabeles.

Trabajar cual náufrago en solitaria isla, te hace dudar de la duda misma. Esa es la historia.

¿En dónde has publicado? ¿Cuál ha sido tu publicación más importante?

El mainstream es mi hábitat natural, pero, si hay que calzarse las katiuskas y echarse al fango, allá que voy.

Fragmento de Antón Gris y la novela gráfica en
La Resistencia. ©Albertoyos 2019
La mayor parte de mi obra publicada es literatura ilustrada. 
He publicado álbumes infantiles y novela juvenil en editoriales españolas de mucho cuidado y otras de las que cuidarse.

Cómics, además de en fanzines, algunas revistas y en formato webcómic (con el pseudónimo Gil&Pollos), alcancé el vértice del piramidón de la gloria al publicar en el último número de La Resistencia y, ahora, en La Residencia de Historietistas: el boletín en el que residen los más grandísimos y prestigiosos autores de cómic. Y yo.





Primera versión de Antón Gris. 
©Albertoyos 1991/2019
¿Qué es para ti un FANZINE? ¿Has participado en alguno (pregunta tonta)?

Para ver publicadas nuestras historietas, junto a mi bienamado compañero de facultad de Bellas Artes, Javierráiz (no confundir con el de COU), y algunos compañeros más, empezamos a hacer nuestro propio fanzine: PotaG.

Pero mi amiga María Colino (mítica historietista desaparecida años ha en la selva de los Takatukas) me decía, allá finalizando los ochenta en la cafetería de Bellas Artes: «Albertooooyoooos, tíííííoooo, eres un pequeño burgués».
De pequeño burgués nada: Enorme Burgués, en todo caso. 

Pero María me chinchaba, me chinchaba y me volvía chinchar: que si mis historietas eran estereotipados y vacuos chistes baratos para niñitos neoliberales, que si carecían del compromiso artístico mayúsculo y subversivo, que si rehuían la acción social y la instauración de la libertad autónoma, per se y para la sociedad, que, por medio de sus imperativos categóricos y sus imperativos hipotéticos, proporcionaría la capacidad de darse, serse, existirse y escogerse sus propias normas… En fin, que no eran dignas del ARTE mayúsculo y el compromiso vital de un fanzine.

La primera versión para chinchar a la Colino
@Albertoyos 1991/2018
Así que, para refutarle a María cuan acertada estaba, me puse manos a la faena y dibujé media docena de historietas repletas de ARTE mayúsculo, compromiso subversivo y avestruces que no esconden su cabeza, a la que llamé «Puta Vestruz». 
Las metí en un sobre con el nombre TMEO y Mauro Entrialgo escrito en la solapa y las eché al buzón.
Jijiji.
Juajuajua.
JOJOJO.
Después de publicar en TMEO, con mi admirado compañero fanzinero RAIZ (no confundir con el de la facultad) y algunos colegas más, me embarqué en un nuevo fanzine: Paté de Marrano.
Pero eso es parte de la historia y en Wikipedia ha de quedar, para la eternidad, hasta que se les queme el servidor.

Página webcomic de Gil&Pollos
©Albertoyos/GilyPollos 2018
¿Qué opinas del Cretino cómic digital?

Es justo y es necesario, me gusta, pero me gustaría mucho más si, en vez de ser gratuito, se vendiera a precio iPhone®, con ventas desorbitadas por los cinco continentes, conformando un simbólico pangea editorial; si, en vez de ser trimestral, fuera semanal, y si, en vez de ser digital, estuviera impreso en papel estucado de tomo y lomo, incluyendo en su tripa cuatrocientas cincuenta y cuatro páginas, trescientas setenta y siete de las cuales estuvieran dedicadas a publicar mis magníficas historietas.




¿Qué proyectos tienes para el futuro?

Lo primero es antes. El futuro no existe, y, al paso que vamos, menos será nada. #KoMTtuRaTa!

¿Cuáles son tus preferencias y autores preferidos en cómic, ilustración, cine, literatura, música, videojuegos, etc.?

Fragmento de Antón Gris y la novela gráfica en
La Resistencia.  ©Albertoyos 2019 
De cada estilo, envidio intensamente lo bueno y admiro a sus autores-oras. 
Uno de cada: Morris, Uesugi, Tarantino, Kennedy Toole, Lennon.




Típico lustrador aries. ©Albertoyos 2018

¿Crees en el Zodiaco?

La influencia planetaria no tiene ni pies ni cabeza, pero observo, de siempre, que la gente tiene la extraña tendencia a comportarse de forma semejante a quienes han nacido en fechas cercanas del calendario. 
Sin saberlo, llevo cincuenta años actuando como un aries, en contra de mi voluntad y cagándome en la metafísica, en el empirismo, en el ultrarracionalismo, en la lógica aristotélica, en el libre albedrío y en la ley de la locomoción sustitutiva y en su fórmula universal: Treguna Makoides Trecorum Satis Dee. 




Ya Ves Truz, abusadora, bullying a full.
©Albertoyos/GilyPollos 2018
¿Qué opinión tienes de la actualidad político y social? ¿Y del mundo?

Mi opinión la vomito a diario, porque la actualidad político y social se me indigesta.

Ahora se llama bullying, pero, de siempre, todos hemos tenido que soportar a los-las macarras de la clase o del barrio, egoístas, ignorantes, cobardes y cargados de odio, con su empeño implacable en imponerse por medio de la fuerza, la burla, los dogmas, el desprecio, el acoso y el abuso sobre los demás, especialmente sobre los más débiles.

Después de los años, quienes más los sufrieron, ahora los votan para que los gobiernen.

¡Cantad y bailad desnudos, cual faunos bomberos agarrados de sus mangueras, porque nos llevan al infierno! 


Una de mis primeras ilustraciones pictóricas.
©Albertoyos 1991
¿Entonces, qué hacemos?

Ilustrar nuestra vida; mantener ocupadas nuestras neuronas sobrantes.
Los animales vienen con las neuronas justas para satisfacer sus necesidades básicas; una vez satisfechas, no tienen nada más que hacer y se quedan en modo reposo.
Sin embargo, los humanos venimos dotados con un exceso de neuronas, que, una vez satisfechas las necesidades básicas, se quedan ociosas.  
Si no las entretenemos bien, se aburren, se amotinan y se lo montan por su cuenta, dedicándose a estupideces infinitas, como tirarse atados de un puente, saltar del balcón, romper farolas a pedradas, buscar oro en el lodo del río más contaminado, coleccionar vestidos de fiesta de la Barbie o amasar una fortuna.

Pero el arte es la solución.

El arte es la actividad más elevada del cerebro; el arte es el onanismo de esas neuronas sobrantes, que se empeñan en darse placer a sí mismas ocupándose y preocupándose de asuntos, tan poco útiles pero sumamente elevados y abstractos, como la búsqueda de la belleza en la fealdad, el orden en el desorden y la perfección en el caos.
Píxeles ordenados a machete, arte digital con Zarrapastrian Style.
©Albertoyos 2012.

Y eso incluye las lámparas. Especialmente las lámparas. 
Una bombilla colgando del cable del techo, sin su correspondiente lámpara, es un insulto a la armonía, la estética, la democracia, la tolerancia y la hermandad de los pueblos y las razas. Desconfíad de quien tenga bombillas sin lámpara.
La lámpara es el epicentro de la decoración de cualquier habitación y el punto culminante de la evolución humana.