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Albertoyos en Wikipedia: Biografía / About me

# entrevista a Albertoyos en Cretino, cómic digital #

Entrevista a Albertoyos Ilustrador. 
(Realizada para Crétino cómic digital, marzo de 2020)

Albertoyos visto por Gil&Pollos
©Albertoyos7GilyPollos 2019
Nombre o seudónimo:

¡Hola! Me llamo Don Alberto DE Hoyos pero, desde que empecé a ir al cole, la turba perturbada se obstinó en arrebatarme mi alcurniada preposición DE.

Yo les corregía, «DE Hoyos, Alberto DE Hoyos», pero me daba lo mismo, seguían erre que erre, «Alberto Hoyos» por aquí, «Alberto Hoyos» por allá.

Harto de tal despropósito, una mañana de jueves, estando en clase de matemáticas en COU, junto a mi compañero de mesa a mi derecha junto a la ventana, Don Javier DE Herraiz Y López, tiré la toalla y vi la luz.
En vez de luchar contra la turba perturbada e impenitente, decidí unirme a ella:
Presionando fuerte mi nombre, preposición y apellido por sus dos extremos, los comprimí con mi superfuerza intelectual hasta transformarlos en una sola pieza, el diamante en bruto con el que se me conoce hoy en el todo el orbe y toda la urbe: Albertoyos.

El pato Donald en la vida real.
© Albertoyos 2016
¿Por qué dibujas? 

Cuando era un mofletudo bebote, mi mamá me daba besitos a cada puchero y a cada pedorreta. 
Con los mesecitos, los mofletes perdieron su pomposidad y turgencia, y los pucheros y pedorretas su eficacia.
Cada vez recibía menos besitos de mi mamá, y eso impedía mi desarrollo físico, emocional y psicomotriz adecuado a mi percentil.

No tenía ni un año cuando comprendí que la vida es la selva y que ya me tocaba despabilar. 
Conocedor del secreto de Mamuchi, su deseo, truncado en su primer intento con el primogénito de la familia, de tener un hijo tributante del epígrafe 861, pintor, escultor, ceramista, artesano, grabador o artista similar, concebí mi satánico plan, de usar mis lapiceros con linda monería y cuquez brutal. 
Y así, dibujito, besito, dibujito, besito, dibujito, besito, feliz y finalmente, los huevos ennegrecieron.
Y a los mofletes que les den.

Fragmento de cómic infantil ©Albertoyos 2011.

¿Has dibujado cómics?

El primero con unos cinco años. 
Al no tener pantallas portátiles ni programación infantil ininterrumpida, lo más molón para pasar los ratos muertos eran los cómics. 
Desde las primeras historietas del pato Donald, que calcaban del genial Carl Barks en Ediciones Recreativas, hasta Gaston, pasando por Mortadelo, Asterix y Lucky Luke, siempre quise dibujar cómics. 

Una historieta de las que fotocopiaba
y repartía en clase de 2º de BUP,
con 16 años en 1985
Los humanos—manas, así, a lo gordo, nos dividimos en emisores o receptores, autores o espectadores, influencers influenciablers, en suma, activos y pasivos.
Los niños activos, cuando yo era pequeño, hacíamos historietas.
Ahora hay otros medios de expresión artística, y, por eso, los jóvenes no necesitan los cómics para que les cuenten historias. Además, hoy día todo el mundo quiere ser la parte activa, y, al paso que vamos, acabará habiendo más influencers que influenciablers, aunque, quien aporta contenido interesante, termina destacando sobre la turba del ombliguismo.
Sin duda, hoy día yo sería YouTuber o Instagramer o TikToker.

Pero cada época tiene sus medios de expresión. 



Cubierta ©Albertoyos 2015
¿Cómo y dónde comenzaste a dibujar?

Como digo, desde mofletudo bebote.

Pero en mi largo y tortuoso camino hacia mi Solución Final, la gloria infinita de ocupar mi plaza de Ilustrador Oficial del Planeta Todo y recibir besitos de la mismísima Pachamama, me topé con un obstáculo: Padre. 

Cuando mi padre supo de mi afición por el cómic y mis deseos de dedicarme en cuerpo y alma a la ilustración, no se opuso lo suficiente. Puso mala cara, eso sí; o me lo pareció a mí y, realmente, puso mala cara porque le ardía el estómago, que padecía el hombre, y eso yo lo tomé como una señal, como una tenue invitación a dibujar.
Pero solo puso mala cara y no se opuso lo suficiente.

Como todo el mundo sabe, ser dibujante o ilustrador, no digo ya ser historietista, es una profesión de mierda; lo sensato y lo normal, si me quería, es que se hubiera opuesto. 

Ilustración de 1986, que fotocopiaba
y colgaba en las paredes
de mi aula de 3ºde BUP 
Sin embargo, a diferencia de otros compañeros o compañeras más afortunados, cuyos 
padres se oponían fieramente, pudiendo llegar, en el mejor de los casos, a propinarles palizas que despertasen su creatividad y consolidasen su empeño, mi padre ni me pegó ni me obligó a dibujar a escondidas ni me dio palizas por el más mínimo Mortadelo garabateado en un cuaderno o el Filemoncito pintarrajeado en la pared, detrás del televisor.
Así pues, me faltó el acicate, el trampolín que me proyectara a lo más alto.

Y este es el resumen de mi existir (suspiro): Fracasado, con un padre que no me quería (quejido); que no me pegaba, porque no me quería (sollozo), y que si me hubiera querido (llantina), se habría puesto hecho una fiera (gemido)… y ahora yo no estaría hablando aquí, en el underground (llorera), sino en el mainstream (hipidos).



Maltratadores y maltratados, resumen de la sociedad.
©Albertoyos/GilyPollos 2018
¿Cómo son tus personajes y tus historias?

Mis personajes hablan por sí mismos, ellos se definen.
Según mi hija, son maltratadores o maltratados. Para mí, son reflejo de la realidad, satíricos.

Creo que la sátira es inteligencia pura. Devolverle a la realidad su reflejo, es un choque que agita los axones como cascabeles.

Trabajar cual náufrago en solitaria isla, te hace dudar de la duda misma. Esa es la historia.

¿En dónde has publicado? ¿Cuál ha sido tu publicación más importante?

El mainstream es mi hábitat natural, pero, si hay que calzarse las katiuskas y echarse al fango, allá que voy.

Fragmento de Antón Gris y la novela gráfica en
La Resistencia. ©Albertoyos 2019
La mayor parte de mi obra publicada es literatura ilustrada. 
He publicado álbumes infantiles y novela juvenil en editoriales españolas de mucho cuidado y otras de las que cuidarse.

Cómics, además de en fanzines, algunas revistas y en formato webcómic (con el pseudónimo Gil&Pollos), alcancé el vértice del piramidón de la gloria al publicar en el último número de La Resistencia y, ahora, en La Residencia de Historietistas: el boletín en el que residen los más grandísimos y prestigiosos autores de cómic. Y yo.





Primera versión de Antón Gris. 
©Albertoyos 1991/2019
¿Qué es para ti un FANZINE? ¿Has participado en alguno (pregunta tonta)?

Para ver publicadas nuestras historietas, junto a mi bienamado compañero de facultad de Bellas Artes, Javierráiz (no confundir con el de COU), y algunos compañeros más, empezamos a hacer nuestro propio fanzine: PotaG.

Pero mi amiga María Colino (mítica historietista desaparecida años ha en la selva de los Takatukas) me decía, allá finalizando los ochenta en la cafetería de Bellas Artes: «Albertooooyoooos, tíííííoooo, eres un pequeño burgués».
De pequeño burgués nada: Enorme Burgués, en todo caso. 

Pero María me chinchaba, me chinchaba y me volvía chinchar: que si mis historietas eran estereotipados y vacuos chistes baratos para niñitos neoliberales, que si carecían del compromiso artístico mayúsculo y subversivo, que si rehuían la acción social y la instauración de la libertad autónoma, per se y para la sociedad, que, por medio de sus imperativos categóricos y sus imperativos hipotéticos, proporcionaría la capacidad de darse, serse, existirse y escogerse sus propias normas… En fin, que no eran dignas del ARTE mayúsculo y el compromiso vital de un fanzine.

La primera versión para chinchar a la Colino
@Albertoyos 1991/2018
Así que, para refutarle a María cuan acertada estaba, me puse manos a la faena y dibujé media docena de historietas repletas de ARTE mayúsculo, compromiso subversivo y avestruces que no esconden su cabeza, a la que llamé «Puta Vestruz». 
Las metí en un sobre con el nombre TMEO y Mauro Entrialgo escrito en la solapa y las eché al buzón.
Jijiji.
Juajuajua.
JOJOJO.
Después de publicar en TMEO, con mi admirado compañero fanzinero RAIZ (no confundir con el de la facultad) y algunos colegas más, me embarqué en un nuevo fanzine: Paté de Marrano.
Pero eso es parte de la historia y en Wikipedia ha de quedar, para la eternidad, hasta que se les queme el servidor.

Página webcomic de Gil&Pollos
©Albertoyos/GilyPollos 2018
¿Qué opinas del Cretino cómic digital?

Es justo y es necesario, me gusta, pero me gustaría mucho más si, en vez de ser gratuito, se vendiera a precio iPhone®, con ventas desorbitadas por los cinco continentes, conformando un simbólico pangea editorial; si, en vez de ser trimestral, fuera semanal, y si, en vez de ser digital, estuviera impreso en papel estucado de tomo y lomo, incluyendo en su tripa cuatrocientas cincuenta y cuatro páginas, trescientas setenta y siete de las cuales estuvieran dedicadas a publicar mis magníficas historietas.




¿Qué proyectos tienes para el futuro?

Lo primero es antes. El futuro no existe, y, al paso que vamos, menos será nada. #KoMTtuRaTa!

¿Cuáles son tus preferencias y autores preferidos en cómic, ilustración, cine, literatura, música, videojuegos, etc.?

Fragmento de Antón Gris y la novela gráfica en
La Resistencia.  ©Albertoyos 2019 
De cada estilo, envidio intensamente lo bueno y admiro a sus autores-oras. 
Uno de cada: Morris, Uesugi, Tarantino, Kennedy Toole, Lennon.




Típico lustrador aries. ©Albertoyos 2018

¿Crees en el Zodiaco?

La influencia planetaria no tiene ni pies ni cabeza, pero observo, de siempre, que la gente tiene la extraña tendencia a comportarse de forma semejante a quienes han nacido en fechas cercanas del calendario. 
Sin saberlo, llevo cincuenta años actuando como un aries, en contra de mi voluntad y cagándome en la metafísica, en el empirismo, en el ultrarracionalismo, en la lógica aristotélica, en el libre albedrío y en la ley de la locomoción sustitutiva y en su fórmula universal: Treguna Makoides Trecorum Satis Dee. 




Ya Ves Truz, abusadora, bullying a full.
©Albertoyos/GilyPollos 2018
¿Qué opinión tienes de la actualidad político y social? ¿Y del mundo?

Mi opinión la vomito a diario, porque la actualidad político y social se me indigesta.

Ahora se llama bullying, pero, de siempre, todos hemos tenido que soportar a los-las macarras de la clase o del barrio, egoístas, ignorantes, cobardes y cargados de odio, con su empeño implacable en imponerse por medio de la fuerza, la burla, los dogmas, el desprecio, el acoso y el abuso sobre los demás, especialmente sobre los más débiles.

Después de los años, quienes más los sufrieron, ahora los votan para que los gobiernen.

¡Cantad y bailad desnudos, cual faunos bomberos agarrados de sus mangueras, porque nos llevan al infierno! 


Una de mis primeras ilustraciones pictóricas.
©Albertoyos 1991
¿Entonces, qué hacemos?

Ilustrar nuestra vida; mantener ocupadas nuestras neuronas sobrantes.
Los animales vienen con las neuronas justas para satisfacer sus necesidades básicas; una vez satisfechas, no tienen nada más que hacer y se quedan en modo reposo.
Sin embargo, los humanos venimos dotados con un exceso de neuronas, que, una vez satisfechas las necesidades básicas, se quedan ociosas.  
Si no las entretenemos bien, se aburren, se amotinan y se lo montan por su cuenta, dedicándose a estupideces infinitas, como tirarse atados de un puente, saltar del balcón, romper farolas a pedradas, buscar oro en el lodo del río más contaminado, coleccionar vestidos de fiesta de la Barbie o amasar una fortuna.

Pero el arte es la solución.

El arte es la actividad más elevada del cerebro; el arte es el onanismo de esas neuronas sobrantes, que se empeñan en darse placer a sí mismas ocupándose y preocupándose de asuntos, tan poco útiles pero sumamente elevados y abstractos, como la búsqueda de la belleza en la fealdad, el orden en el desorden y la perfección en el caos.
Píxeles ordenados a machete, arte digital con Zarrapastrian Style.
©Albertoyos 2012.

Y eso incluye las lámparas. Especialmente las lámparas. 
Una bombilla colgando del cable del techo, sin su correspondiente lámpara, es un insulto a la armonía, la estética, la democracia, la tolerancia y la hermandad de los pueblos y las razas. Desconfíad de quien tenga bombillas sin lámpara.
La lámpara es el epicentro de la decoración de cualquier habitación y el punto culminante de la evolución humana.


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