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Albertoyos en Wikipedia: Biografía / About me

Clases magistrales para lucirse que nadie ha pedido: EL BUEN GUSTO nos PASA FACTURA (LA COLECCIÓN)

Después de ¡veinte años! he decidido rediseñar por completo 👆🏽 mi preciosa, adorable y supercuqui factura.

Este año la he rediseñado por completo, pero, cada año, cambio y renuevo la ilustración; así, distingo fácilmente la factura de un año o de otro, percibo el paso del tiempo y la evolución de mi estilo y, de paso, voy completando mi colección.

Pero el verdadero motivo de cuidar mis facturas, es cuidar mi apariencia exterior. Y cuidando mi apariencia exterior, cuido a los demás.

En realidad, ilustrar y renovar cada año mi factura, es un pequeño esfuerzo que apenas ve la luz, un detalle para el cliente o el editor y, sobre todo, para quien sea que trabaje en el departamento de contabilidad, alguien que no conozco, que nunca da la cara y que nunca dice ni mu. Y además, es quien se encarga de que nos paguen.

Pero ese no es, realmente, el motivo.


Siguiendo el axioma de que «la vida nunca será fea si la ilustras bien de arriba abajo», siempre he procurado que cada uno de los elementos relacionados con mi sosias Albertoyos el ilustrador estén muy cuidados.

Pero también los de la vida misma, la vida real, día y noche, noche y día.. pero sobre todo noche.

Porque, sin quererlo ni beberlo, nos adentramos en el turbio y oscuro mundo de la ropa cómoda para estar en casa y de los PIJAMAS. O, peor aún ¡de la ausencia de!

Porque, ¿de qué nos sirve ponernos guapos y relucientes de día, al salir de casa, cara a la galería, para que NOS VEAN los demás, si luego cuando estamos en casa…?

—Perdona que te interrumpa, pero yo no me pongo guapo y reluciente para que me vean los demás, yo me pongo guapo y reluciente por verme yo bien a mí mismo.

¿Ah, sí? ¿Estás seguro? ¿Por verte tú bien? Entonces... ¿por qué en tu casa llevas calzones raídos, chandal de pelotillas, camiseta desteñida del naranjito y zapatillas zarrapastrosas?


—Perdona, pero para estar en casa me pongo ropa cómoda.

No, cómoda no. Zarrapastrosa.

—Perdona, no es zarrapastrosa, es ropa cómoda.

No. Es ropa vieja, desteñida, sucia y con pelotillas. Zarrapastrosa. Y te la pones en tu casa para verte así a ti mismo, y lo que es peor, ¡para que te vea así tu familia! ¡Tus seres queridos! ¿Tan poco los quieres?

—Perdona, pero…

Perdona, pera. ¿No decías que te ponías guapo y reluciente al salir de casa por verte tú bien, no porque te van a ver los demás? ¿La sudadera sudada con pelotillas es para verte tú bien? ¿Te pones esa ropa para verte bien? ¡Y eso cuando te la pones! ¿Lo de dormir en gayumbos también es para verte tú bien? ¿Sabes que existen los pijamas?


—Perdona, no sé tú, pero yo no tengo DINERO para tanto LUJO

¿Dinero, lujo? Pero, ¿tú crees que el LUJO lo compra el DINERO?

—Perdona, pero son lo mismo.

¡No! LUJO y DINERO no son sinónimos. E incluso, muchas veces, son hasta opuestos.

Acumular compulsivamente números en la ventana de la web de una entidad bancaria de las islas Caimán tiene más de Diógenes que de coleccionista: la sucesión es infinita, la colección interminable y la frustración eterna.

El DINERO es infinito, pero no sirve para comprar el LUJO, que es escaso.

—Perdona, entonces, si el dinero no sirve, ¿cómo se compra el LUJO? ¿Eh?

El LUJO no se compra, lo regala el BUEN GUSTO.

Y el BUEN GUSTO lo encuentras si ilustras la vida bien de arriba abajo.

Hay que sudar para poder disfrutar, pero, si le dedicas tu tiempo, la búsqueda del BUEN GUSTO hará que tu vida será de LUJO.

—Perdona… ¿me estás diciendo que el dinero y el buen gusto no van juntos?

Sí. Y solo hay una excepción: El DINERO y el BUEN GUSTO van de la mano en mi Colección de FACTURAS.

—Perdona. 

Te perdono. Pero cómprate un par de pijamas.

¡Y ponle una lámpara a esa bombilla pelada!








#clases magistrales para lucirse que nadie ha pedido: PRIMER MANDAMIENTO de la EFICACIA #


«En el principio, Adobe creó Photoshop,
pero Photoshop, aún sin capas, estaba todo acoplado y vacío.
Y Adobe creó las Capas, y los usuarios vieron que eran buenas.
Y se entregaron a ellas.
Con lujuria.»

Antiguallas de 1996, para Occidental Hoteles
tal vez mi primer trabajo con PS ¡sin capas!
para una simpática pantalla táctil de tubo.

De lo primero puedo dar fe, pues soy la única persona que llegó a utilizar Photoshop 2.5. (1992) ¡SIN CAPAS! y que aún continúa con vida.

 
El no va más de lo puto interactivo del siglo XX.
Apréciese el clásico filete de píxeles blancos.
© Albertoyos 1996

¿Quién no añora aquel filete de píxeles blancos que, irremediablemente, rodeaba las líneas del dibujo?

En realidad, en aquellos tiempos sencillos de finales de siglo, las capas ya existían:  ILLUSTRATOR, el programa de diseño vectorial de Adobe, disponía de un sistema de capas similar al que luego implementaron en Photoshop.

Solo tuvieron que escuchar los lamentos y quejíos de sus cienes y cienes de usuarios, quienes, salpicando sus lujosos Apple Macintosh de lágrimas, sudores, sangres y demás pringosos fluidos, suplicábamos:

¡Queremos capas en fotochop, podiós! ¡Queremos capas en fotochop, polavirgen!

Corría septiembre de 1994.

 

Pila de capas pa dar y tomar.
El resto, es de todos conocido: capas, capas y capas, máscaras de capa, más capas, máscaras de recorte, muchas más capas, capas de ajuste, capas de relleno, capas fusionando, capas multiplicando, capas restando, capas tramando, capas marcadas de colores, capas visibles, capas invisibles, grupos de capas, buscadores de capas, ¡pilas de capas!   

¿Quién se resiste hoy a hacer una capa? Y otra, y otra...

¡¡y otra!!

Tan fáciles, tan cómodas, tan manejables, tan monas, tan útiles...

¿O no?

El Primer Mandamiento de la Eficacia dicta que:

Herramientas, cuanto más configurables, menos útiles.

¿Cierto? Sin duda, lo he enunciado yo mismo, ahora mismo.

Cuantas más opciones, cuantas más posibilidades, cuantos más menús y submenús, cuantas más capas... más complejo, más enrevesado, más indomable, más peñazo.

¡Cuanto mejor, peor!

—¿Pero, pintar digital no es muchísimo más sencillo que con las herramientas pringosas de toda la vida?

Pues depende. 

—¿De qué?

Del Primer Mandamiento de la Eficacia.

—¿Entonces, cuántas capas serían las justas y necesarias?

Sencillo; del teorema La Mejor Lotería: el Trabajo y la Economía, extraemos y colegimos que el número ideal de capas en un archivo de pintura digital es el MÍNIMO necesario para conseguir el resultado que buscamos.

Así pues, si estoy pintando un cuadro digital en Zarrapastrian Style®, como el de la izquierda, puedo llegar a generar una pila de capas tal, cual columna de  neumáticos apilados en la pira del vertedero de Seseña.

Usted no está aquí (2021), pintura digital
que oculta más capas que Luis Candelas,
©Albertoyos, 2021













(La pila de la derecha> corresponde al panel de capas real de la obra de <la izquierda. Diógenes, al contemplarla, dibuja una sonrisa en su cara)




Pero, cuando trabajo en ilustración para libro de texto, lo que llamo el estilo vidriera, línea negra color plano, entonces, ¡EFICACIA MÁXIMA!

Ilustración tipo vidriera; eficacia y legibilidad en dos capas.
©Albertoyos, 2022
Solo uso dos capas:

Una para la línea.
Otra para la base de color y la sombra.
•Y la capa Fondo, en blanco, 
donde nunca se debe pintar NADA*.


(
*Pero donde a veces pinto algunas sombritas, porque uso un método propio para sombritascasual que precisa una base de blanco)

Aquí el archivo deconstruído en sus tres míseras capas.
©Albertoyos, 2022

Así pues, recordad que nunca se ha de olvidar que:
El mayor sueldo es el que no se gasta,
La mejor compra es la que no se hace,
No hay mejor lotería que el Trabajo y la Economía,
y , como diría Clark Kent haciendo el equipaje,
Un par de capitas, y ¡a volar!

No sus engaño, si digo que hay dos capitas, hay dos capitas.
©Albertoyos, 2022

#clases magistrales para lucirse que nadie ha pedido: La EVOLUCIÓN del PERSONAJE #

Una de las cosas que más molan de dibujar (y leer) cómics es ver cómo evolucionan los personajes y cómo van cambiando su aspecto con los años. 

«Antón Gris» ©Albertoyos 1994 vs. «Antón Gris y la novela gráfica» ©Albertoyos 2021

Al principio, cuando el personaje aún está inmaduro, evoluciona muy rápido; luego, según se va afianzando, los cambios son más sutiles. 

Con el tiempo, los personajes cobran vida propia y se te independizan. Entonces cambian ellos solos, sin tú pretenderlo: eres consciente de que están evolucionando, pero no es intencionado.

Como la vida misma, cada nuevo aspecto deja atrás los aspectos anteriores. El futuro siempre adelanta al pasado. 

Las diferentes versiones del personaje se van quedando atrás y resulta imposible volver a ellas, a pesar de que, por el camino, se quedaron etapas prometedoras que nunca volverán.



Como le ocurre a sus autorestoras, cuanto más larga sea la vida de su personaje, más cambios y aspectos diferentes irá atesorando, y no siempre las últimas versiones serán las mejores.

En mi opinión, las mejores versiones de un personaje se ven en el segundo tercio de su vida y en el último tercio comienza el declive. El amaneramiento, el cansancio de la repetición y los achaques suelen afectar tanto a los autores como a los personajes.

Llevo tiempo preparando la vuelta ¡por todo lo alto! de un viejo personaje, Antón Gris, que comencé a dibujar hace muchos años, al terminar la carrera de Bellas Artes. Nació en una historieta para un concurso, luego pasó a ser una serie en el Paté de Marrano y hasta protagonizó una serie de radioteatro, Antón Gris, dibujante de historietas, escrita dirigida e interpretada por Albertoyos y Javier Herraiz en el mítico programa Los artistas de la viñeta.

Ha vivido mucho y, por tanto, ha tenido muchas versiones.

«Gris» ©Albertoyos 1991 vs. «Antón Gris y la novela gráfica» ©Albertoyos 2019

Antes de empezar a dibujar «Antón gris y la novela gráfica», así se va a llamar el cómic tocho que protagoniza, le he obligado a volver a escena para rodarse un poco y, estos dos últimos años, ha participado en dos revistas de cómic.

Pues, sin yo quererlo, Antón Gris se me ha independizado, y, en solo dos años y sin que yo me diera cuenta, ¡ha evolucionado!

He aquí dos etapas diferentes, en «La Resistencia» (Dibbuks) en 2019 y en «La residencia de historietistas» (NUEVO NUEVE) en 2021. 

Y he de decir que creo que ha llegado a su punto óptimo; la madre de mi mujer lo vio hoy y le ha encantado: «Qué personaje más mono».

# cuando ilustrar es un placer: Confinamiento desde la ventana #

© Albertoyos 2020
# vista con bicho, confitado desde mi ventana, dando rienda suelta al Zarrapastrian Style®, libertad total para ilustrar y disfrutar, a pesar de lo sufrido bajo el reinado del coronavirus; confitado o escabechado, la vida nunca será fea si la ilustramos de arriba abajo # 

© Albertoyos 2020

© Albertoyos 2020

© Albertoyos 2020


# cuando ilustrar es un placer: Abrazo de oso #

#te proponen colaborar on una ilustración para una iniciativa cualquiera, te pones a garabatear en un lienzo en blanco, divagano, sin mucho convencimiento y, cuando te quieres dar uenta, han volado varias horas, te encuentras con una ilustración que no esperabas, y has disfrutado, como el primer día, de tu profesión. Mi colaboración para «Abrazo de oso»  https://www.facebook.com/Abrazo-de-Oso-110474913955267/ #
© Albertoyos 2020,
para Abrazo de Oso

# entrevista a Albertoyos, y van tres #


Entrevista a Albertoyos Ilustrador.

(Realizada en febrero de 2020 por Valentina Ramos Mosquera y dirigida a alumnos de segundo de Bachillerato artístico. Véase el tono ;-)







Grabado calcográfico de los días que
fui a Bellas Artes. ©Albertoyos 1991
¿Qué estudios tuviste que tomar para ser ilustrador? ¿Fue difícil?

Como suelo decir, hice Bellas Artes, o sea, soy autodidacta.

Realmente me sirvió de poco para ser ilustrador, porque, salvo que seas un superdotado, para aprender a dibujar la única fórmula que funciona es dibujar, dibujar, dibujar y volver a dibujar.


Ilustración de gusto grueso
y dudoso, cursando bachillerato.
©Albertoyos 1986
Pero me sirvió mucho, mucho, para abrir la mente y tener criterio; el criterio, lo que se conoce como tener gusto, es imprescindible. Fue costoso, pues mi cabeza, como la de todo joven ignorante y arrogante, era un adoquín monolítico de inexpugnable granito; un tarugo sin labrar de gusto grueso que se cree que lo sabe todo, a pesar de que no sabe nada. 


Ilustración muy gruesa a acuarela
en tiempos de Bellas Artes
©Albertoyos 1991


Gracias a los cinco años de cafetería de Bellas Artes, he llegado a mi avanzada edad orgulloso de saber que solo sé que no sé nada. Y eso es mucho.

En cualquier caso, hay muchos ilustradores que no han hecho Bellas Artes. Conozco 
algunos que hicieron arquitectura, cursos de ilustración en escuelas especializadas o son autodidactas.


Tira para la revista Vecinos de
«La familia Lavaplatos, inmigrantes ingratos»
serie costumbrista con trasfondo social.
©Albertoyos 1995

Página de una historieta premiada
en uno de los muchos concursos a
los que me presenté.
©Albertoyos 1991
¿Qué hizo que te interesase  la ilustración?

Me apasionaba dibujar desde niño. Quería hacer cómics, pero el trabajo remunerado me llevó a la ilustración.




¿Ser ilustrador es algo que necesite complementarse de otro trabajo? ¿O puedes ir tirando?

Mi experiencia es una, pero no necesariamente  extrapolable al resto de la humanidad.
Todo el dinero que he ganado en mi vida (salvo los dos últimos años en los que imparto clases de cómic, Photoshop e ilustración digital), ha sido ilustrando todo lo ilustrable que se ha cruzado en mi camino.
Mi Fiat 500, bonito y amarillo.
© Albertoyos 2020
Así que puedo decir que sí, voy tirando.

Tengo casa, hija, bici, un Fiat 500 amarillo, que apenas uso porque voy a todas partes andando o en bici, pero en el que quiero que me  entierren, sentado al volante, de lo bonito y lo amarillo que es. La bici también es muy bonita y amarilla. Y la hija muy bonita también, aunque ella es más Plastidecor color carne.
Todo es muy bonito y todo lo he conseguido ilustrando. 

La vida nunca será fea si la ilustramos bien de arriba abajo.

Hay que perseguir la belleza, es tan necesaria como la utilidad y, además, siempre suele perder esa batalla. Y es un error, porque belleza y utilidad han de estar siempre en equilibrio:
Lo bonito deja de ser bonito en el momento que deja de ser práctico y lo práctico deja de ser práctico en el momento que deja de ser bonito.

Y eso incluye las lámparas. Especialmente las lámparas.
Como entre en una casa y vea una bombilla colgando del cable del techo, sin su correspondiente lámpara, en esa casa no me vuelven a ver.
La lámpara es el epicentro de la decoración de cualquier habitación y el punto culminante de la evolución humana.
Y los pijamas.

Prueba rechazada por el cliente para una tarjeta
©Albertoyos 2017
Prueba aceptada y terminada.
©Albertoyos 2017

Página con mis amigos de protagonistas,
teníamos 16 años. ©Albertoyos 1985
¿Cómo se tomó la gente de tu alrededor que te interesase la ilustración? ¿Se lo tomaron bien o mal?

En lo que concierne a la ilustración y al arte en general, la gente de alrededor está recubierta de teflón y la ilustración les resbala como a una sartén recién comprada.
Por eso es muy importante estar seguros de lo que queremos y no dejarlo nunca, a pesar de lo que puedan opinar los demás.

Yo tuve bastante suerte, pues mis padres, a diferencia de otros compañeros o compañeras, no se opusieron; es más mi madre quería que algún hijo se dedicara al arte y a mi padre, en el fondo, también le molaba. 
Pero la oposición de los padres o de la gente de alrededor no es necesariamente un impedimento; más bien al contrario, sirve de detonante para rebelarnos y de combustible para reafirmarnos y llegar a conseguir nuestros ideales.

Pero el esfuerzo siempre compensa; a los dieciséis años fotocopiaba mis historietas y las repartía en clase. Hice una historieta protagonizada por mis amigos del barrio y, tuvo tanto éxito, que percibí el placer de la fama. Y me percaté de que, para ser popular y, por tanto, para conseguir trabajo, tenía que ser comercial.








Ilustración para los Pasatiempos de ABC.
©Albertoyos 1997
¿Cómo te sientes al dibujar?

Depende, porque para ganarme la vida, tengo que hacer de todo y hacerlo todo.
Si el encargo es un rollo y lo hago por obligación, lo odio a muerte, como cualquier trabajo. 
Si me gusta el encargo, o es una ilustración por mi cuenta, sufro y disfruto a la vez intentando hacerlo lo mejor posible. En cualquier caso, si me gusta el resultado, soy feliz.



Ilustración comercial para el libro
Los chistes de Jaimito y Jaimita.
© Bruño/Albertoyos 2019
¿Cómo te sientes cuando la gente mira tus dibujos y les gustan? ¿Y cuando no les gustan?

Siempre es un placer para mi ego de ilustrador, el ego es imprescindible para dedicarse a esto, que mis dibujos gusten a la gente. Si le gustan a mis colegas ilustradores, entonces me alegro bastante más. 
Si no les gustan, primero me enfado mucho, pues no he logrado el objetivo, pero, una vez que amaina la ira, lo aprovecho para entender qué es lo que falla e intentar mejorarlo. 
Los autores nos debemos al público, para ellos trabajamos. Si realmente queremos comunicar algo, sea lo que sea, ha de llegar correctamente a los receptores. Es primordial.
Y para conseguir trabajo, hay que adaptarse a todo, hay que ser un todoterreno.

 
Ilustración rápida y sencilla
para libro de texto, boceto.
©Edelvives/Albertoyos 2019

Ilustración rápida y sencilla,
arte final.
©Edelvives/Albertoyos 2019

Creación de personajes para animación 2D.
©Edelvives/Albertoyos 2020

Ilustración de
Antón Gris y la novela gráfica
©Albertoyos 2019
¿Alguna recomendación para una noob?

Poco me gusta dar y recibir consejos, pero tú me has obligado:

Si realmente estás convencido/da, no pares nunca, nunca, nunca. 
No hagas caso a quienes se opongan, se burlen o te menosprecien, que siempre los hay. Ilustrar es lo que nos gusta y lo que nos hace felices. Así que ¡encabezónate! Ser bueno en algo se consigue siempre, siempre, siempre, siendo muy, muy, muy cabezota.

Fragmento de ilustración inédita
en Zarrapastrian Style®
para La Residencia de Historietistas
©Albertoyos 2020
Abre bien los ojos y la mente. Mira las ilustraciones de otras ilustradores/doras, especialmente las de los buenos, y envidia sus trabajos. Envidiar las ilustraciones buenas, y querer igualarlas y superarlas, nos sirve para aprender. 
Eso sí, envidiamos con saña las ilustraciones buenas, pero admiramos y respetamos infinito a sus autores o autoras.

Documéntate siempre y para todo. De fotos, en Google encontramos todo, pero, sobre todo, del natural.
Y si no puedes, hazte fotos, a ti o a quien pilles cerca, de los gestos o de las poses que vayas a dibujar. 

Viñeta en Zarrapastrian Style® extraída de
Antón Gris y la novela gráfica

©Albertoyos 2019

Solo se aprende viendo la realidad y comprendiéndola. Luego tu cerebro acabará dibujando solo. Pero, aún así, documentándote conseguirás esos matices que tu cerebro no es capaz de aportar y que solo lograrás viéndolos del natural. Esos matices enriquecerán las ilustraciones. 

Y a base de dibujar, dibujar, dibujar, y volver a dibujar, huyendo del estilo de otros, acabará saliendo tu propio estilo.

A mí me costó muchos años llegar al mío, el Zarrapastrian Style®.



Otro Fiat 500, rosa, apunte para pintura digital
en Zarrapastrian Style®
©Albertoyos 2016




Pintura digital en Zarrapastrian Style® primigenio
©Albertoyos 2013